Como algunos ya vieron ayer en la tele, la fiesta del primero de mayo en Berlín es algo enorme y multitudinario. El ayuntamiento programa conciertos, los bares de las calles donde se celebra (que son muchos y están muy bien) sacan puestos a la calle (y se forran, dicho sea de paso) y Berlín se llena de gente. Y también de policía, mucha policía.
A eso de las 15:30, me planté en Kreuzberg con una amiga sevillana. Así a ojo, allí estaba como el 60% de la población de Berlín y el 90% de los españoles que estaban ayer en la ciudad. Los españoles somos fáciles de reconocer: hablamos alto, nos movemos en grupo y llevamos mochilas Quechua compradas en el Decathlon.
Más tarde, nos juntamos con la canadiense, su vecina y un par de personas más. Y, al poco rato, la sevillana se fue. Y yo me quedé, por supuesto. De hecho, me quedé hasta las 11 de la noche, lo que no significa que las movidas del primero de mayo terminaran a esa hora para mí. Pero no adelantemos acontecimientos.
Seguimos por allí, buscamos algún escenario que mereciera la pena (con resultados bastante pobres) y vimos como, poco a poco, la proporción público general-policía iba variando según llegaban antidisturbios y bajaba la concentración de turistas por metro cuadrado.
No sé cuántos policías habrá en Berlín pero alguien pensó muy sabiamente que no eran suficientes para la que se montó ayer. Llegaron efectivos de toda Alemania y no eran precisamente pocos. Todas las calles de alrededor estaban llenas de furgones de la policía con matrícula de distintas ciudades. Según me explicaron, son el tipo de vehículo que se utiliza para detener a la gente, como nuestras "lecheras". Aquí no se andan con tonterías.
Decidimos que el primero de mayo se había terminado para nosotros cuando, quedando sólo tres personas, vimos cómo pasaban por delante unos cincuenta antidisturbios corriendo hacia la derecha. El plan de huida es simple: si la policía va hacia la derecha, sal de la calle por la izquierda. Y así lo hicimos.
Dimos por imposible llegar al metro más cercano (Kottbusser Tor) y buscamos una salida alternativa. También es de lógica: allí había empezado una manifestación a las seis de la tarde y, según me contaron después, se juntaron como unos 200 policías por esa zona. Además cerraron la estación, no sea que alguien más se apuntara a la fiesta. No sé vosotros, pero yo no tengo ganas de intimar con los antidisturbios alemanes.
Encontré un lugar donde cenar por 2,50€, una estación de metro, me despedí de la gente y volví a casa. En el transbordo en Alexanderplatz me cagué en la Gran Bretaña y en un grupo de inglesitos que llamaban a James a voces por toda la estación. No me dieron el viaje completo pero casi, porque cogieron la misma línea que yo pero se bajaron una parada antes. Con gente como James y sus amigos vagando por Prenzlauer Berg (mi barrio), decidí que ya había tenido suficientes gritos y emoción y que lo mejor sería ver alguna serie por Internet y dormir.
Bueno, pues parece que nunca es suficiente cuando se trata de disturbios. No sé si os lo habré contado pero ahora vivo en un hogar multicultural desestructurado. Y anoche tocaba discusión conyugal entre mi casera y su marido panameño. Afortunadamente, mi cuarto es la primera puerta que encuentras según entrar. Sin pensarlo dos veces (ni pasar por el baño), me atrincheré allí y di por terminado el primero de mayo.
sábado, 2 de mayo de 2009
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Actualización: hace un ratillo han dicho en la radio que había 6.000 policías (ahí es ná)
ResponderEliminar1 de enero
ResponderEliminar2 de febrero
3 de marzo
4 de abril
5 mayo
6 de junio
y de 6 no se seguir... a madrid hemos de ir lalala
Lo de los antidisturbios no es agradable, pero lo de los ingleses buscando a James mola. Va directamente a mi libreta de ideas para microcortos.
ResponderEliminarPues si quieres te la cuento mejor, porque me dieron el viaje entero. Estos se quedaron con ganas de más primero de mayo cuando se les acabó la cerveza, estoy convencida.
ResponderEliminarmira como se hace la loca
ResponderEliminarpero qué asquito
ResponderEliminarquerida laura, y que luego digan que los alemanes son gente civilizada. Si serlo serán, pero a base de antidisturbios. Por supuesto no pienso ni comentar lo de los ingleses porque, ingleses son. Ahm, eso me recuerda que el 1 de mayo no vayas nunca a Estrasburgo (y tampoco al resto de francia). No hay transporte público (literalmente, lo de servicios mínimos el día del trabajador se lo pasan por..... Por algo es el día del trabajador)
ResponderEliminarAnita, es que los franceses se toman las reivindicaciones y los temas sindicales muy en serio. Y no te me quejes de Estrasburgo, anda, que has estado como una reina.
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